Foto: Karin Taylor
Son los restos huellas de alguien
historias abandonadas a su destino
de un tiempo roto, parado, misterioso
de un antes interrumpido
de un después inconcluso
restos de comida sobre la mesa
migajas, manchas de vino en el mantel
un par de monedas como lágrimas
colillas manchadas de carmín en un cenicero de Zinzano
demasiado silencio
insectos muertos en la piscina abandonada
sus pequeñas sombras alargándose en el fondo
grafía solar
flotando en el vaivén de las olas
quien sabe si restos de un naufragio personal
botes de crema, corchos, cabos embreados, boyas aplastadas
plásticos de tampax, peces hinchados,
cadáveres
ánforas posadas en el fondo de un mar calmo
cálido en su piel pero frío en sus entrañas
como la hembra que me habita
en el bosque
vegetación putrefacta,
humus preñado de vida bajo los pies del caminante
y la luz penetrando el mar
la luz penetrando el bosque
la luz penetrando la piscina
la luz reflejándose en el vientre hinchado del pez
la luz reflectándose en el cenicero de Zinzano
La piel negra y reseca de un plátano
sobre un luminoso amarillo
repetido como un vulgar Warholl anónimo
en la pared del restaurante
una mujer aplasta las colillas en el cenicero
dos lágrimas caen sobre el mantel,
su mirada recorre el vaivén de un mar casi calmo
imagina la frialdad del fondo del mar,
siente la frialdad de su corazón
mientras que los desperdicios que flotan
le dicen huye
huye del silencio
todo lo que ves son restos
signos
engaños luminosos
todo lo que oyes son restos
solitarios lamentos
hasta los gritos de las ballenas
son sonidos inconclusos
huellas sonoras
lamentos.
FIN FINITO
Son los restos huellas de alguien
historias abandonadas a su destino
de un tiempo roto, parado, misterioso
de un antes interrumpido
de un después inconcluso
restos de comida sobre la mesa
migajas, manchas de vino en el mantel
un par de monedas como lágrimas
colillas manchadas de carmín en un cenicero de Zinzano
demasiado silencio
insectos muertos en la piscina abandonada
sus pequeñas sombras alargándose en el fondo
grafía solar
flotando en el vaivén de las olas
quien sabe si restos de un naufragio personal
botes de crema, corchos, cabos embreados, boyas aplastadas
plásticos de tampax, peces hinchados,
cadáveres
ánforas posadas en el fondo de un mar calmo
cálido en su piel pero frío en sus entrañas
como la hembra que me habita
en el bosque
vegetación putrefacta,
humus preñado de vida bajo los pies del caminante
y la luz penetrando el mar
la luz penetrando el bosque
la luz penetrando la piscina
la luz reflejándose en el vientre hinchado del pez
la luz reflectándose en el cenicero de Zinzano
La piel negra y reseca de un plátano
sobre un luminoso amarillo
repetido como un vulgar Warholl anónimo
en la pared del restaurante
una mujer aplasta las colillas en el cenicero
dos lágrimas caen sobre el mantel,
su mirada recorre el vaivén de un mar casi calmo
imagina la frialdad del fondo del mar,
siente la frialdad de su corazón
mientras que los desperdicios que flotan
le dicen huye
huye del silencio
todo lo que ves son restos
signos
engaños luminosos
todo lo que oyes son restos
solitarios lamentos
hasta los gritos de las ballenas
son sonidos inconclusos
huellas sonoras
lamentos.
FIN FINITO
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